Por José Javier Capera Figueroa

El suceso de la colonia, implicó un choque entre dos mundos, sociedades y culturas, uno que vivía, sentía, pensaba y actuaba conforme a sus patrones socioculturales, míticos y cosmogónicos en relación con la vida, tierra, territorio y las formas de apropiación de sus prácticas espirituales consecuentes con la vida, muerte y condición humana en relación con la madre naturaleza.
Por otro lado, las dinámicas socio-políticas de expansión de las tierras, el control de poblaciones mediante la religión y la dominación política vía invasión y declaración de guerra abierta, fueron parte de los intereses de las sociedades modernas –colonizadoras, aquellas que respondía a los intereses del sistema mundo-capitalista en el marco de la transición del modelo feudal (europeo) al mercantilista/colonial (Nuestra América). Es parte del radical choque entre la racionalidad de los conquistadores y la cosmovisión de los pueblos originarios que vivían en estas tierras ancestrales.[1]
Los sucesos que han venido sucediendo en el mundo sobre la ruptura, desmonte, devastación y quema de monumentos de carácter colonial, los cuales promueven una ideología en pro de glorificar y sobrevalorar la imagen de los antiguos colonizadores, conquistadores, genocidas y mal llamados descubridores, representa un fenómeno y ataque directo sobre la herida abierta, sin sanar y profunda colonial que viven los grupos oprimidos sometidos a las mil formas de pobreza, exclusión, racismo, indiofobia, xenofobia, exterminio e invisibilización en pleno siglo XXI.
En efectos, los acontecimientos sucedidos en los últimos meses como: el derrumbe de la estatua del conquistador Sebastián de Belalcázar en Popayán-Colombia como un acto orientado a “reivindicar la memoria de ancestros asesinados y esclavizados por las élites” por parte del pueblo indígena Misak, la ruptura del monumento y quema de la cabeza del primer presidente de los Estados unidos, George Washington en la ciudad de Portland – Oregón por las comunidades negras/afroamericanas ante el racismo/clasismo de dicha sociedad, la decapitación de la estatua de Cristóbal Colon en la ciudad de Boston como un acto de protesta ante la xenofobia, maltrato y violencia realizada por el gobierno y la solicitud de algunas organizaciones populares por retirar las estatuas de Cristóbal Colón y Hernán Cortés de la Ciudad de México, sin desconocer la tarea de cambiar los nombres de las calles que los homenajean en el país mexicano.
Ahora le tocó el turno, a la estatua del conquistador y llamado popularmente genocida Andrés López de Galarza [2], en la ciudad de Ibagué- Tolima como una muestra por reivindicar la lucha, dignidad y memoria viva-histórica de la nación/pueblo indígena Pijao, que sufrió el exterminio etnocida-cosmogónico de sus raíces, lengua, tradiciones, tierras, territorios, saberes y prácticas espirituales a causa de las acciones bélicas lideradas, coordinadas y promovidas por el capitán y fundador de la ciudad musical de Colombia. Véase: https://www.youtube.com/watch?v=SRqIRSw8NW0
Tal vez, para algunas sociedades moralistas, cerradas y de índole conservador tumbar, quemar o demoler las estatuas de los antiguos colonizadores/conquistadores representa un agravio/pecado ante la historia oficial y símbolos “patrios-fundacionales” de la nación, para otros sectores implica el revés de pensar desde abajo, un acto de resistencia pacífica/no-violenta y la búsqueda de un poco de justicia milenaria, histórica, de-colonial y alternativa ante las narrativas sustentadas en los imaginarios de racismo, exterminio, indiofobia, clasismo y discriminación que sufren los grupos oprimidos: mujeres, migrantes, indígenas, negros/afros y campesinos en un país controlado por mafias en sus diversas expresiones.
Notas:
1 https://www.arcoiris.com.co/2014/10/el-descubrimiento-de-america-por-eduardo-galeano/
2 https://www.semana.com/cultura/articulo/ensayo-de-enrique-serrano-sobre-si-en-la-conquista-hubo-un-genocidio-indigena/561877/
José Javier Capera. Doctorante en Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana (México). Maestro en sociología política del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Politólogo de la Universidad del Tolima. Analista político y columnista del periódico el Nuevo Día (Colombia) y Rebelión.org (España).
Blog del autor: http://josecaperafigueroa.blogspot.mx/
Nenhum comentário:
Postar um comentário