Do Rebelión,18 de febrero de 2017
Por Juan Torres López
Una de las creencias más firmes de los economistas liberales es que la inflación es el resultado de un crecimiento de la cantidad de dinero en circulación y, sobre todo, que la creación de dinero siempre genera subida de precios. Una creencia tan fuerte como para que uno de los economistas liberales españoles más brillantes, Juan Ramón Rallo, la lleve al subtítulo de su último libro, Contra la Teoría Monetaria Moderna. Por qué imprimir dinero sí genera inflación (Deusto 2017).
Se puede decir que esta última afirmación es una creencia porque los datos, la evidencia empírica e incluso el sentido común, como indicaré más adelante, muestran sin lugar a dudas que no es eso lo que ocurre en la realidad.
El economista Richard Vague, ejecutivo bancario, inversor e investigador académico, ha estudiado lo ocurrido desde 1960 en 47 países cuyo PIB representa el 91% del mundial y sus datos no dejan lugar a dudas (pueden verse con detalle en su texto original: Rapid Money Supply Growth Does Not Cause Inflation).
Vague ha definido diferentes escenarios posibles de expansión monetaria (tomando distintas tasas de crecimiento de la oferta monetaria y periodos de tiempo) y los ha relacionado con lo ocurrido en los índices de precios de todas esas economías en el largo periodo estudiado. Sus conclusiones no dejan lugar a dudas.
En la inmensa mayoría de los casos, después de periodos de gran crecimiento de la oferta monetaria no se han producido episodios o fases de alta inflación y, por otro lado, cuando se han producido fases de alta inflación resulta que en la gran mayoría de las ocasiones no han estado precedidas de incremento de la oferta monetaria. Y eso ha ocurrido tanto en países grandes, medianos o pequeños. No es cierta, por tanto, la creencia de los economistas liberales: no es verdad que el aumento de la oferta de dinero (y mucho menos imprimir dinero, como dice Rallo) genere inflación.
El estudio de Vague ha ido más allá y también echa por alto otras creencias paralelas de los economistas liberales. En concreto, ha demostrado que tampoco es cierto que el aumento de la deuda pública, la caída de los tipos de interés o el aumento del balance de los bancos centrales generen inflación. En la gran mayoría de los casos, cuando todo ello se ha producido no ha habido después fases de alta inflación y, cuando ha habido periodos de alta inflación, en la mayoría de los casos no han estado precedidos ni de crecimiento de la deuda pública, ni de caídas en los tipos de interés ni de aumentos en el balance de los bancos centrales.
Los hechos desmienten la creencia liberal pero también lo hace, como decía más arriba, el simple sentido común.
Para que el incremento de la masa monetaria (y mucho más el del dinero legal al que alude Rallo) genere inflación deben darse inexcusablemente las siguientes condiciones:
a) Que el incremento del dinero no se quede en los balances de los bancos sino que se traslade a la economía.
b) Que el incremento del dinero que se traslade a la economía no se ahorre o se dedique a amortizar deuda sino que se gaste en consumo de bienes y servicios.
c) Que haya pleno empleo de los recursos y no oferta ociosa.
Solo si se dan estas tres condiciones es cierto que aumentar el dinero en circulación producirá una fuerte e indeseable inflación.
Una prueba clara de todo ello es lo que ha pasado en los últimos años cuando las autoridades monetarias tanto en Estados Unidos, como en la Unión Europea o en Japón, han aumentado hasta límites impresionantes la cantidad de dinero sin que haya generado inflación.
En Estados Unidos, por ejemplo, la base monetaria (depósitos de los bancos privados en la Reserva Federal más el dinero legal en manos del público) creció en cuatro meses, de septiembre de 2008 a enero de 2009, 898.000 millones de dólares, es decir, prácticamente lo mismo que aumentó desde 1940 a 2008.
Si la creencia de los economistas liberales fuera cierta los precios tendrían que haberse disparado hasta cifras astronómicas en ese periodo y lo cierto fue, sin embargo, que de 2008 a 2010 se produjo deflación en Estados Unidos, es decir, que bajaron los precios (más o menos desde un 4% anual a finales de 2008 al -2% a mediados de 2010).
La pregunta que cualquier persona se hará a la vista de lo que acabo de decir es por qué los economistas liberales defienden esta tesis, a pesar de ser tan contrarias a la realidad y al sentido común. Lo he explicado brevemente en otras ocasiones (por ejemplo aquí: Lo que hay detrás de la política liberal contra la inflación) y con más detalle en mi último libro Economía para no dejarse engañar por los economistas (Deusto 2016) así que ahora solo dejaré una pista: siempre que se aplican políticas económicas fundadas en esa creencia liberal equivocada da la casualidad de que quienes salen beneficiados son los grupos sociales de mayor renta y riqueza. Los errores en economía no solo tienen causas sino también propósitos.Twitter Facebook Menéame PDF Imprimir E-mail Más
7 pensamientos en “Otro mito liberal que los hechos desmienten”
Lucas en 19 febrero, 2017 en 10:37 dijo:
Comete Ud. un error de bulto al creer que la inflación es solo el IPC. Se crea inflación allá donde va el dinero.
Lucas en 19 febrero, 2017 en 10:43 dijo:
Esto es lo que dice Juan Ramón Rallo:
“Creo que muchas veces respondemos que SÍ de manera apresurada y descalificamos con demasiada rapidez a quienes lo niegan (sin siquiera llegar a entender en qué aciertan y en qué se equivocan).
Volvamos a la ecuación cuantitativa: M*V=P*Q. Un aumento de M da lugar a un aumento de P si, como consecuencia de un aumento de M, no hay un aumento de Q ni una reducción de V. Es decir, si el nuevo dinero se gasta y por gastarlo no aumenta la producción. Examinemos los dos requisitos:
– Un aumento de M no aumenta Q: Esto se dará cuando la economía esté operando sin recursos ociosos o si, habiendo recursos ociosos, los precios son flexibles. Por el contrario, si hay recursos ociosos y precios rígidos, un aumento de la cantidad de dinero que se traduzca en un aumento del gasto nominal SÍ puede aumentar la producción y por tanto NO ser inflacionista. El punto que, sin embargo, los inflacionistas suelen escurrir es que la existencia de recursos ociosos en un solo factor de producción (factor trabajo) no es suficiente para que Q se incremente: si existe pleno empleo de alguno de los factores productivos complementarios al factor trabajo que son necesarios para producir Q, habrá inflación de costes y distorsión de los patrones de producción por gastar el nuevo dinero impreso (se producirá más q1 y menos q2 por desviación del gasto y de los factores con pleno empleo).
– Un aumento de M no reduce V: Una reducción de V equivale a un incremento del atesoramiento de dinero. ¿Tiene sentido que una mayor oferta de dinero dé lugar a un mayor atesoramiento de dinero? Si la mayor oferta de dinero se filtra en forma de menores tipos de interés, el coste marginal de atesorar dinero se reduce, con lo que parte del aumento de M puede transformarse en menor V. Ahora bien, si el dinero impreso se atesora, ¿cuál es el propósito de imprimirlo? Ahí no habría inversión pero tampoco estímulo alguno salvo por manipulación de las expectativas de tipos de interés. Por otro lado, y esta es la piedra de toque verdaderamente crítica, un emisor monetario que incremente la cantidad de M de manera completamente arbitraria e irrestricta pierde su credibilidad como emisor y gestor de la moneda, por lo que sucede justo lo contrario: V no sólo no se reduce, sino que se dispara, dando lugar a aumentos expansivos de precios (runaway inflation). Por eso, todo banco central que se precie está sometido a normas que hacen su política monetaria relativamente previsible para el tenedor de moneda y, por eso, todos aquellos que, incluso en un contexto de recursos ociosos y rigideces de precios, promueven políticas de alocada impresión de dinero (cargarse la independencia de los bancos centrales y darle la imprenta a los políticos) sí pueden ser acusados de inflacionistas, pero por este canal: porque socavan la credibilidad de la moneda fiat y, por ello, se produce una huida inversora de la misma.
En suma, cargándonos la independencia de los bancos centrales y sometiendo la impresión de dinero al capricho de los políticos o “del pueblo”, más M sí tiende a ser más P, pero no porque V y Q vayan a mantenerse constantes, sino porque habría una huida de la moneda (desatesoramiento = aumento de V)”.
Juan Torres López en 19 febrero, 2017 en 12:14 dijo:
Creo que la crítica que me hace Lucas es completamente infundada. Se perfectamente que una cosa es la inflación y otra el IPC que es un indicador para medirla. No se de donde ha podido sacar que yo los confundo. La idea de que “Se crea inflación allá donde va el dinero” sí que es algo carente de fundamento.
lucas en 19 febrero, 2017 en 14:38 dijo:
¿Por qué Ud. no habla de la inflación que se produce en los activos financieros al aumentar el dinero en circulación?
Juan Torres López en 19 febrero, 2017 en 17:05 dijo:
Una cosa es la inflacion: subida de precios en el conjunto de la economia. “La inflación que se produce en los activos financieros” qué es? Si se refiere usted a su precio sí que se tiene en cuenta al hablar de inflación.
Pepe Sanchez en 19 febrero, 2017 en 17:10 dijo:
Creo, con todo respeto, que el señor Lucas solo sabe de una economia.La que enseñan las universidades españolas, en general, es decir la economia neoliberal clasica.Ademas se apoya en perjuicios ideologicos ,acientificos, y nada contrastados.Por favor abra su espectro de estudios y lea economia postkeynesiana, sobre todo la MMT.
alekine en 19 febrero, 2017 en 19:51 dijo:
Hay dos grandes contribuciones a la ciencia económica en la segunda mitad del siglo XX y una de ellas es la demostración empírica que hizo Milton Freidman de que la “v” en la ecuación monetaristas es casi una constante…
M·v= P·Q …donde… v=constante
haciendo buena la frase de que …”el dinero es lo único importante”.
El que Milton Friedman, y los que mandan en el mundo, utilizaran el descubrimiento para propagar ideas estúpidas como …”la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario.”… solo confirma esa otra frase de Juan Torres …(muy suya)…”Los errores en economía no solo tienen causas sino también propósitos.”
La economía es una ciencia y siempre sera una ciencia pero los economistas de uno y otro signo se empeñan una y otra vez en convertirla en un arma de lucha ideológica para defender sus inconfesables intereses. Hasta que eso no acabe la economía no podrá convertirse en la ciencia que es.
Grupo de Pesquisa Sul-Sur
Este grupo se insere numa das linhas de pesquisa do LABMUNDO-BA/NPGA/EA/UFBA, Laboratório de Análise Política Mundial, Bahia, do Núcleo de Pós-graduação da Escola de Administração da UFBA. O grupo é formado por pesquisadores de diferentes áreas do conhecimento e de diferentes instituições públicas de ensino e pesquisa.
Buscamos nos apropriar do conhecimento das inter-relações das dinâmicas socioespaciais (políticas, econômicas, culturais) dos países da América do Sul, especialmente do Brasil, da Bolívia, da Argentina e do Chile, privilegiando a análise histórica, que nos permite captar as especificidades do chamado “subdesenvolvimento”, expressas, claramente, na organização das economias dos diversos povos, nos grupos sociais, no espaço.
Nosso campo de investigação dialoga com os campos da Geopolítica, Geografia Crítica, da Economia Política e da Ecologia Política. Pretendemos compreender as novas cartografias que vêm se desenhando na América do Sul nos dois circuitos da economia postulados por Milton Santos, o circuito inferior e o circuito superior. Construiremos, desse modo, algumas cartografias de ação, inspirados na proposta da socióloga Ana Clara Torres Ribeiro, especialmente dos diversos movimentos sociopolíticos dessa região, das últimas décadas do século XX à contemporaneidade.
Interessa-nos, sobretudo, a compreensão e a visibilidade das diferentes reações e movimentos dos países do Sul à dinâmica hegemônica global, os espaços de cooperação e integração criados, as potencialidades de criação de novos espaços e os seus significados para o fortalecimento da integração e da cooperação entre os países do Sul, do ponto de vista de outros paradigmas de civilização, a partir de uma epistemologia do sul. Através das cartografias de ação, buscamos perceber as antigas e novas formas de organização social e política, bem como os espaços de cooperação SUL-SUL aí gestados. Consideramos a integração e a cooperação Sul-Sul como espaços potenciais da construção de novos caminhos de civilização que superem a violência do desenvolvimento da forma em que ele é postulado e praticado.
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