Hoy es el momento idóneo para ser activista en África. No obstante, hay una sensación en la que el progreso y el retroceso van de la mano en muchos sitios del continente, y los esfuerzos de las clases obreras, los pobres y las clases medias más progresistas se han visto limitados debido a la debilidad de sus alianzas.
Do Rebelión, 14 de Fevereiro, 2017
Por Patrick Bond, Pambazuka News
Estos movimientos de “revolución” africanos contra el neoliberalismo actual todavía no han construido una ideología firme y rígida. La mejor estrategia consistiría en formar compromisos críticos, pero no dogmáticos, con las distintas fuerzas que emergen con ideologías izquierdistas .
Este año se cumple el centenario de la victoria de los bolcheviques en Rusia, lo cual estableció los estándares (antes de que Stalin tomara el poder a mediados de la década de 1920) para que los grupos más oprimidos de la sociedad tomasen el poder estatal. Sin lugar a dudas, confirmó el potencial de construir fábricas y unas bases fundamentales incluso dentro de un régimen represivo nacional (durante la época del zar), luego un salto a la participación en un estado cuasi-democrático (los mencheviques), y luego el control económico nacional y la influencia internacional masiva.
Los acontecimientos de 1917 en Rusia fueron liderados por un partido revolucionario que cosechó un torbellino que poseía una ideología estructurada y formado por unos líderes vanguardistas con los nervios de acero. Las masas de campesinos sin ningún tipo de organización, la pequeña clase burguesa, y la policía y el ejército no resultaron un impedimento para la victoria del proletariado. Después de su rápida degeneración, los errores de la Unión Soviética se pueden explicar tanto por un déficit democrático y un sistema burocrático sofocante o por el carácter de clases del modelo soviético, que destruyó la autoemancipación de los trabajadores y de la sociedad. Hoy en día continúan las diferencias entre las narrativas.
De momento, el poder ejercido por los activistas de las fábricas y demás trabajadores está sumamente infravalorado. Por lo general, hay varias formas de calcular el poder ejercido por estos grupos. Entre estos barómetros se incluyen las estadísticas policiales y las opiniones periodísticas que aparecen en los medios y encuestas a ejecutivos en altos cargos. Por ejemplo, se registra el número e intensidad de las actividades de las protestas en la Base de Datos Global de Eventos, Lenguaje y Tono, iniciada por el Centro para la Seguridad Cibernética y de Seguridad Nacional de la Universidad de George Washington. Esta base de datos utiliza, en su mayor parte, los informes publicados en los medios de comunicación. Los últimos datos son de noviembre de 2016 y destacan los “hotspots” o puntos de conflicto más relevantes del continente africano. Estos se encuentran en Túnez, Libia, Nigeria, Costa de Marfil, Camerún, Tanzania, Malawi, Zambia y Sudáfrica.
Otros datos sobre el malestar social en África se incluyen en el Programa Minerva del ejercito de los Estados Unidos, que se recogen según eventos y localización, para así seguir y analizar los disturbios y protestas que ocurren día a día. En comparación con el 2011, cuando comenzó la Primavera Árabe en el norte de África y las protestas aumentaron gradualmente, se ha observado que esta violencia ha ido aumentando a lo largo de estos últimos cinco años. A pesar de que en el año 2016 se registraron menos protestas que en 2015, no hay duda de que la mayor parte del continente registra una tasa de protesta que alcanza, y casi supera, el pico que alcanzó en 2011.
Otro conjunto de datos, basado en impresiones subjetivas y no en informes de eventos objetivos, es la encuesta anual del Foro Económico Mundial, en el que más de 14.000 ejecutivos de empresas de 138 países reflejan sus conclusiones en el Informe de Competitividad Global. Una pregunta de la encuesta se refiere a las relaciones entre el trabajo y los empleados, y si éstas son "generalmente conflictivas o generalmente cooperativas" en una escala de 1-7. En el informe 2016-17, el Foro Económico Mundial encontró que los movimientos laborales más cooperativos se encontraban en Noruega, Suiza, Singapur, Dinamarca y Suecia (con una puntuación superior a 6,1). En el otro lado de la balanza se encuentra Sudáfrica. En 2016, por cuarto año consecutivo, resultó ser el país menos cooperativo, con una puntuación de 2,5. Otros países africanos con mano de obra muy militante son Chad (3,5), Túnez (3,6), Liberia (3,7), Mozambique (3,7), Marruecos (3,7), Lesotho (3,7), Etiopía (3,8), Tanzania (3,8), Argelia (3.8), Burundi (3.8) y Zimbabue (4,0). Aunque en términos de cooperación laboral estos países se coloquen en la cola de la lista, en términos de militancia laboral se posicionan dentro de los 30 primeros. Las fuerzas de trabajo más cooperativas dentro del continente africano son Ruanda (puesto 18 con un 5,3), Mauricio (4,8) y Uganda con un 4,6. Por lo general, los trabajadores africanos son los menos cooperativos comparados con el resto de continentes.
A día de hoy, muchos expertos han surgido con el lema “Africa Rising!” (África Creciendo), pero otros discrepan con este eslogan. Estos prefieren decir que África se está “uprising” (alzando). No pretende implicar un significado revolucionario o de insurgencia, ni de una revolución sostenida. Una de las principales razones es que estos movimientos no toman forma concreta ni manifiestan una ideología coherente, que sería necesario para hacer frente a los problemas de la época. En el libro “Hacia la Revolución Africana”, Franz Fanon escribe: "Por mi parte, cuanto más profundamente entro en las culturas y en los círculos políticos, más seguro estoy de que el gran peligro que amenaza a África es la ausencia de ideología”. Amílcar Cabral, dirigente revolucionario en Guinea y Cabo Verde, estaba de acuerdo: “La carencia ideológica dentro de los movimientos de liberación nacional, por no decir la falta total de ideología, constituye una de las mayores debilidades de nuestra lucha contra el imperialismo, si no la mayor debilidad".
Patrick Bond es profesor de Política económica en la Universidad de Witwatersrand, Johannesburgo, Sudáfrica.Traducción, Cristina Pérez-Cerdá Maldonado
Fuente: http://www.africafundacion.org/spip.php?article26422
Grupo de Pesquisa Sul-Sur
Este grupo se insere numa das linhas de pesquisa do LABMUNDO-BA/NPGA/EA/UFBA, Laboratório de Análise Política Mundial, Bahia, do Núcleo de Pós-graduação da Escola de Administração da UFBA. O grupo é formado por pesquisadores de diferentes áreas do conhecimento e de diferentes instituições públicas de ensino e pesquisa.
Buscamos nos apropriar do conhecimento das inter-relações das dinâmicas socioespaciais (políticas, econômicas, culturais) dos países da América do Sul, especialmente do Brasil, da Bolívia, da Argentina e do Chile, privilegiando a análise histórica, que nos permite captar as especificidades do chamado “subdesenvolvimento”, expressas, claramente, na organização das economias dos diversos povos, nos grupos sociais, no espaço.
Nosso campo de investigação dialoga com os campos da Geopolítica, Geografia Crítica, da Economia Política e da Ecologia Política. Pretendemos compreender as novas cartografias que vêm se desenhando na América do Sul nos dois circuitos da economia postulados por Milton Santos, o circuito inferior e o circuito superior. Construiremos, desse modo, algumas cartografias de ação, inspirados na proposta da socióloga Ana Clara Torres Ribeiro, especialmente dos diversos movimentos sociopolíticos dessa região, das últimas décadas do século XX à contemporaneidade.
Interessa-nos, sobretudo, a compreensão e a visibilidade das diferentes reações e movimentos dos países do Sul à dinâmica hegemônica global, os espaços de cooperação e integração criados, as potencialidades de criação de novos espaços e os seus significados para o fortalecimento da integração e da cooperação entre os países do Sul, do ponto de vista de outros paradigmas de civilização, a partir de uma epistemologia do sul. Através das cartografias de ação, buscamos perceber as antigas e novas formas de organização social e política, bem como os espaços de cooperação SUL-SUL aí gestados. Consideramos a integração e a cooperação Sul-Sul como espaços potenciais da construção de novos caminhos de civilização que superem a violência do desenvolvimento da forma em que ele é postulado e praticado.
Notícias
Africa
Agroecologia
Alienação
Amazônia
América Latina
Argentina
Arte
Bali
Biopirataria
Boaventura Sousa
Bolívia
Brasil
Buen Vivir
Campo Refugiados
Canada
Capitalismo
Chile
China
Ciência e Tecnologia
Cinema
Cisjordânia
Civilização
Colômbia
Colonialidade
Condição Feminina
Conflitos
Congresso
Corrupção
Crise
Crise Moral
Cuba
Democracia
Democrácia
Desemprego
Diplomacia Militar
Direitos Humanos
Ditadura Civil- Militar
Divida
Dívida Egíto
Droga
Drones
Ecologia
Economia
Educação
Educação Rural México
Empreendedorismo
Equador
Escravidão
Esquerda
Estado
Estados Unidos
EUA
Europa
Europeismo
Evasão de Capital
Exclusão
Exploração
Folclore
Forum Social
Fotografia
França
Futuro
Geografia Crítica
Geopolitica
Geopolítica
Gerencialismo
Golpe
Grécia
Greve
Guerra
História
humanidade
Ilhas Malvinas
Imigração
Imperialismo
Imprensa
Indígenas
Indústria
Industrialização. Brasil
Informação
Integração
Intervenção humanitária
Iran
Israel
Jornalismo
Literatura
Lombardia
Luta de Classe
Machismo
Marxismo
Medicina
Medos
Meio Ambiente
Mercosul
México
Mídia
Migrantes
Milícias kurdas
Mineração
Modelo Liberal Periférico
Montrèal
Movimento Estudantil
Movimentos Populares
Mulheres
Mundialização
Nazismo
Neocolonialismo
Neurociência
Noam Chomsky
Ocidente
ONG
Orçamento Público
Oriente Médio
Palestina
Paraguai
Pensamento
Peru
Pesamento Econômico
Petróleo
po
Poesia
Política
Políticas Neoliberais
Portugal
Precarização
Previdência
Produção Global
Questão Agrária
Redes de Computador
Refugiados
Relações Exteriores
Renda Básica
Renda Básica. Europa
Revolução
Russia
São Paulo
Saúde
Síria
Solidariedade
STF
Trabalho
Trabalho Infantil
Transnacionais
Tratado livre comércio
Universidade
Uruguai
Venezuela
violência
Nenhum comentário:
Postar um comentário